SENSACIONES
Maite Fernández Encinar
Yo la he visto crecer como pintora. Cada cuadro que va saliendo de su metódico trabajo es otro escalón más que asciende en esa búsqueda por encontrar la sincronía entre la imagen que está afuera y la que un espejo en su interior refleja. Aunque con una simple mirada no podamos distinguirlo, si hablamos con ella advertiremos enseguida que siempre lleva puesto su batín y su cabás con los colores y los pinceles. Su vida es ahora su pintura. Siempre observando. Siempre ilustrándose.
Decía Picasso "a los doce años sabía pintar como Rafael pero tardé toda una vida para aprender a pintar como un niño". Es un largo proceso que precisa de un gran esfuerzo, de ilusión y continuidad. Este es su equipaje. Con él, Maite ha recorrido ya un largo camino en esa hermosa e inagotable búsqueda reservada sólo a unos pocos. Como dicen los peregrinos hacia Santiago, yo te digo: ¡¡Ultreya!! querida amiga.